Periodismo de Facebook

Por Darío Chinchilla - Periodista independiente

¿Desde cuándo hacer trabajo de reportero se convirtió en asomarse a Facebook para transcribir comentarios? Una mínima muestra de noticias usa este recurso, pero las suficientes para notar que es una práctica reiterada.

Este es un uso problemático para el ejercicio riguroso del periodismo. Publicaciones de La Prensa Libre, El Mundo CR y AM Prensa son muestra de ello por estas fechas. La práctica no se reduce a estos medios, pero sí hemos identificado notas suyas que han recurrido a ella en semanas recientes. Veamos.

Caso 1

Ante la noticia de que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ofrecerá tratamiento hormonal y psicológico a personas transexuales, La Prensa Libre publicó una nota con un extraño titular: “Mi mamá con osteoporosis solo recibe acetaminofén y a transexuales les darán tratamiento”. La información se compone casi exclusivamente de comentarios que aparecieron en el anuncio de la CCSS en Facebook. En la nota, la periodista Sharon Cascante prima los comentarios negativos ante el anuncio –como lo evidencia el título de la nota–, aunque contrasta con respuestas y comentarios positivos al final de ella. La publicación se concentra en las reacciones y omite dar contexto sobre el anuncio. Asimismo, no ofrece una respuesta de la vocería de la CCSS.

Caso 2

El 5 de junio, el periodista Ronny López publicó en AM Prensa “Ticos se quejan por la baja en calidad de Uber”. La nota igualmente está sustentada en su totalidad con cuatro reproducciones de comentarios negativos de Facebook, esta vez del perfil de Uber en el país. A diferencia de la nota de La Prensa Libre, López sí reporta haber buscado sin éxito a la vocera de la empresa para obtener sus reacciones.

Caso 3

El Mundo CR publicó: “Magistrado dio ‘me gusta’ a publicación que calificaba de ‘terciopelo’ a esposa de exministro del MOPT”. Los hechos narrados son un poco enredados: el exministro de Trabajo, Farid Ayales, reprodujo en su página de Facebook un chiste ultramachista con respecto a la investigación por violencia doméstica contra el exministro de Transportes, Carlos Villalta. El chiste habría recibido un “me gusta” por parte del magistrado Fernando Cruz. La periodista Karla Pérez González no busca una explicación de Cruz, con lo cual la nota queda sin equilibrio. Después de publicada la nota, Cruz publicó en su perfil de Facebook: “En varias ocasiones me he percatado que me atribuyen signos de aprobación a publicaciones que no he leído o que no apruebo”. Sin embargo, el magistrado no hace referencia directa a la nota en cuestión.


Todas estas publicaciones tienen el potencial de ser de interés público. Sin embargo, el limitadísimo trabajo de reporteo las deja con un valor final muy bajo.

El problema más evidente de todas ellas es la confianza que le dan los medios a Facebook como una fuente confiable de información. No lo es. O al menos no lo es sin un trabajo de verificación. Esta verificación es especialmente importante en temas polémicos. Los airados debates en torno a la operación de Uber en el país o a políticas que beneficien a la población LGBTI deberían, al menos, despertar una sospecha en un reportero –y en todos nosotros– sobre la veracidad de la información que recibimos desde redes sociales. No podríamos afirmar que los comentarios reportados por las notas sean falsos, probablemente no lo sean, pero la obligación del periodista es dudar primero y verificar después.

Por otra parte, amontonar quejas contra la CCSS y contra Uber se puede confundir con el reporte de una tendencia. Sin embargo esto es, a lo mucho, evidencia anecdótica: una pequeña muestra no representativa, casos de personas ardientemente interesadas en dar a conocer su opinión. ¿Cuál es el servicio que le da esta evidencia anecdótica a la audiencia? Nos atrevemos a pensar que ninguno.

Vamos al tercer caso. Podría haber un interés público en la celebración de un chiste machista por parte de un magistrado. Sin embargo, lo mismo: la anécdota de que el magistrado le dio su aprobación a una publicación polémica es solo el inicio de una eventual información, no el final. Primero hay que preguntarle. Podría ser el principio de una historia más jugosa, o al contrario, la pregunta podría llevar a un callejón sin salida, a una no-publicación.

Ojo a las Noticias trató de comunicarse con los tres medios para buscar sus reacciones. Adrián Meza, director de AM Prensa, declinó participar. No se obtuvo respuesta por parte de Yamileth Angulo, de El Mundo CR, y de Marco González, de La Prensa Libre.

La negativa de participación nos deja sin respuesta a por qué el “periodismo de Facebook”, sin verificación de fuentes o seguimiento posterior, fue recurrido en estos casos.

En términos más generales, los medios en la actualidad se enfrentan a una gran competencia por la atención de sus audiencias. Los periodistas deben publicar más noticias con menos recursos, en un ambiente empresarial que exige un gran volumen de producción a sus reporteros. En este ambiente, la calidad a veces flaquea. Mi hipótesis es que el contenido de redes sociales cuelga como la fruta más baja del árbol, y ofrece una oportunidad de crear notas con una mínima inversión económica y de tiempo, y con un potencial alto de generar atención en la audiencia. Es fácil. Es efectivo. No es riguroso.

Esta práctica seguramente es buena con los clics, con la calidad periodística, no tanto.